Muchos de nosotros nos hemos preguntado: ¿por qué no “puedo” ahorrar dinero?, ¿qué estoy haciendo mal?.
Y es que ahorrar parece algo fácil, pero la verdad es que no todos consiguen hacerlo. Si este es tu caso, es importante identificar el error financiero que puedes estar cometiendo que hace que te consumas gran parte de tus ingresos dejándote con poco o nada.
En América Latina se ahorra poco, según expertos del Banco Interamericano de Desarrollo. De hecho, de acuerdo a un estudio de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD) realizado sobre la base de información proporcionada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el 62% de la población no sabe ahorrar.
Los niveles de pobreza y desigualdad en la región son altos y la exclusión financiera afecta tanto a sectores de la población urbana como rural, lo que puede dificultar el futuro desarrollo económico y social de la región.
De aquí la importancia de contar con una educación financiera, y es que cualquier persona que quiera convertirse en un buen ahorrador puede encontrarse con algunos obstáculos para lograrlo.
Vamos a ver algunas razones por las que no consigues ahorrar dinero mes a mes:
No tienes un presupuesto establecido
Podrás gestionar mejor tu dinero cuando sepas qué es lo que está pasando con él, en qué lo estás gastando.
Fijar un presupuesto te va a permitir:
- Identificar tus ingresos y tus gastos, para así determinar cuánto dinero puedes ahorrar mes a mes.
- Identificar aquellos gastos de los que puedes prescindir, para ahorrar aún más.
Tienes muchas deudas
Si todo tu salario se va en el montón de deudas que tienes por pagar, ahorrar va a resultar imposible.
Bien sea que la deuda se generó por una necesidad o por una mala decisión, el pago de la misma va a limitar tus ingresos y no podrás ahorrar dinero, porque vas a estar pagando la deuda en lugar de ahorrar.
Entonces, cuando surge un gasto, tienes que endeudarte más para cubrirlo porque no tienes ahorros para ello. Y al final esto puede ser un ciclo, porque contraer más deudas implica más pagos. Como tienes que hacer estos pagos, utilizas tu presupuesto para averiguar dónde puedes hacer recortes para poder permitirte pagar tu deuda y ahorrar.
Gastas más de lo que ganas
Este es un error muy común y fácil de cometer cuando tienes tarjetas de crédito y las tratas como si fueran dinero en efectivo o parte de tus ingresos.
Si gastas más de lo que ganas no vas a poder ahorrar dinero porque sencillamente no tendrás ni un dólar disponible para eso.
Para cambiar tus hábitos y recortar tus gastos puedes revisar los extractos del banco y de tu tarjeta de crédito e identificar en qué estás gastando más de la cuenta.
Puede que tus gastos de vivienda sean demasiado elevados para lo que puedes permitirte cómodamente o quizás estés comiendo fuera con demasiada frecuencia o gastando demasiado en compras.
Vivir por encima de tus posibilidades es un punto en contra muy importante.
Eres un comprador(a) compulsivo
Otro error bastante común. Y es que una cosa es darte un capricho de vez en cuando y otra es comprar cosas que realmente no necesitas o comprarlas simplemente porque estaban en oferta.
Las compras impulsivas te van a restar dinero que podrías estar ahorrando. Sobre todo si son cosas que no necesitas y acaban acumulando polvo. Cuando te apetezca hacer una compra, tómate un tiempo para pensarlo antes de gastar impulsivamente.
Confundir los deseos con las necesidades es un problema común, y cuando se tienen problemas para ahorrar, ésta es una gran área para empezar a recortar.
No ganas suficiente dinero
Recortar gastos tiene un límite. Si has recortado tus gastos básicos y sigues sin poder ahorrar dinero, ha llegado el momento de aumentar tus ingresos.
Hay diferentes maneras de aumentar tus ingresos:
- Negociar un aumento de sueldo
- Cambiar de trabajo
- Buscar una fuente de ingresos secundaria
Cuando logres estar en una posición en la que ganes más que tus gastos de manutención hará que sea más fácil para ti empezar a ahorrar dinero de forma consistente.
No has establecido tus metas financieras
Puedes empezar identificando para qué te gustaría ahorrar, tanto a corto plazo (de uno a tres años) como a largo plazo (cuatro años o más). Para después decidir cuánto dinero vas a necesitar para ello y cuánto tiempo te puede tomar.
- Metas comunes a corto plazo: un fondo de emergencia, unas vacaciones o la inicial de tu vehículo.
- Metas comunes a largo plazo: inicial para tu primera casa, tu jubilación o la educación de tus hijos.
No tienes un fondo de emergencia
¿Puedes sobrevivir financieramente a un despido inesperado, a una baja por enfermedad o a cualquier imprevisto que te impida seguir produciendo dinero?.
El objetivo de contar con un fondo de emergencia es disponer de una reserva intocable para cualquier imprevisto que pueda surgir.
Lo ideal es reservar parte de tus ingresos, mes a mes, hasta que puedas cubrirte como mínimo 7-9 meses sin ingresos.
Realizas un sin fin de pagos mes a mes
¿Realmente aprovechas tu membresía en el gimnasio?, ¿de verdad sacas el máximo provecho a las plataformas de streaming, como Netflix?.
Revisa detalladamente todos los servicios y suscripciones que tienes y sincérate antes de continuar con ellas. Y es que cuando más quieres ahorrar, simplificar un poco tu estilo de vida puede contribuir, en gran medida, a hacer crecer tus ahorros.
El momento para cambiar tu hábitos es ahora. Si te has identificado con algunos de estos hábitos ya tienes un paso ganado, lo siguiente es corregirlo.
Los buenos ahorradores son disciplinados y construyen rutinas de gasto sostenibles, pensando en su presente y su futuro.
Puedes empezar descubriendo cómo ahorrar con interés compuesto.